Panzas


Hablar del panzas no es hablar sobre algo sencillo y fácil: tiene su historia y su complejidad. A panzas lo conozco desde que tengo 9 o 10 años. Ahí radica el primer problema; nadie sabe a ciencia cierta cuando nació el panzas. Fue mi compañero de la infancia y lo siguió siendo por la adolescencia hasta que me convertí -quien sabe cuando- en un joven adulto.

Valdría aclarar que panzas es mi vecino, un buen vecino diría yo. No acostumbra hacer fiestas ni relajos, bebe en muy pocas ocasiones y, misteriosamente, sólo se come las colillas de los cigarros. En su haber hay grandes historias que se pueden contar. Por ejemplo, la vez que, sin misericordia alguna, se cogió a Roberto hasta saciar su instinto sexual. O cuando, furioso, tiró a una señora y la descalabró. A pesar de todo, panzas es noble.

Cabe destacar que panzas siempre ha sido un burgués. Durante sus primeros 6 meses de vida, no salió de su casa debido a que "se podía enfermar"; necesitaba tener un sistema inmunológico lo suficientemente fuerte como para que mereciera el mundo conocer al panzas. Tiene una pechera que hace que cuando panzas camine, todo el mundo voltee a verlo. Un verdadero burgués en la extensión de la palabra. El afortunadamente no tiene que trabajar para vivir, preocuparse por impuestos o leer el periódico; el sólo disfruta las bondades de la vida, así como también se pierde muchas otras.

Desde hace un par de años, panzas es mi compañero de pláticas nocturnas junto a mi mejor amigo, el puto de Jos. Todas las noches, sin excepción alguna, salimos a caminar y platicar. La charla dura, en promedio, 40 minutos. Es una de las pláticas más reconfortantes del día, se utiliza para reflexionar sobre algún problema que se haya tenido en el día o simplemente para dar buenos deseos en nuevos proyectos. Panzas no habla, sólo escucha; pero muchas veces he sentido que quiere hablar y quizá criticar lo que nosotros decimos. Decir "ey, pendejo, esta idiotez ya la has hecho hace exactamente 9 meses, no la vuelvas a hacer", pero panzas sólo se limita a mirar y caminar.

A pesar del protagonismo de panzas en muchas reuniones, nadie lo recuerda con entusiasmo cuando se hace memoria de nuestras aventuras por la vida. Es por eso que escribo esto, para darle el papel que merece a panzas. Muchos pensamos que en esta temporada de epidemia veríamos a panzas con su cubre-bocas, no fué así; lástima.

Panzas es, para muchos, sólo el perro de Jos; para mí y para otros tantos, ha sido un compañero de vida. Panzas forma parte de mi vida, de mi historia. No sé cuánta gente exista que pueda sentir cariño sincero por un animal, pero yo podría asegurar que, al igual que por mis felinos, siento cariño sincero por el perro de Jos y por Panzas.


Category:  
You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response.
1 Response
  1. Sin palabras me dejo tu post mi hermano, así es panzas sabe más de lo que habla. Jajaja y para todos los demás que no lo conozcan su nombre de pila es Cassius aka "panzas".

    Un saludo

Leave a Reply