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Sentir lástima por el tercer y quinto mundo.

Tuve la oportunidad de participar en un concurso de ensayos organizado por el Banco Mundial. El tema del ensayo versaba sobre el papel de la juventud frente al cambio climático y todas esas pendejadas ambientalistas. Concurso, por supuesto, que no gané. Lo que sí gané fue confirmar mi fervorosa misantropía.

Cuando escribí mi ensayo, me preocupé por hacerlo de manera formal, elegante y propositiva. Un par de meses después, perdiendo el tiempo en internet, me topé con los ensayos ganadores de años pasados. Cuando los leí, me dí cuenta de que el mío no iba a ganar por que iba por otro lado la forma en la que yo había pensado el ensayo. Después de unas semanas, confirmé la noticia.

Para empezar, en la lista de ganadores no había ninguna persona perteneciente a algún país desarollado; esto, desde luego, me hizo sospechar un poco sobre la finalidad del ensayo. Para mí un ensayo es un documento que sostiene una tesis y la defiende con uno o "n" cantidad de argumentos; así fue como hice el mío. Pero, ¡oh, sorpresa! Cuando leí los ganadores, me dí cuenta de que éstos eran nada más un relato triste y motivacional de la pésima situación en la que se vive en paises como Camerún, Ghana, Togo, Trinidad y Tobago.

Y ahí entendí que el concurso sólo fue diseñado para sentir lástima por -en su equivocada opinión- una bola de negritos que quieren superarse, plataneros que salen del campo y aprenden a leer y mexicanos de sombrero, burro y tequila. Siento lástima por ellos y mi gran misericordia es ayudarlos a salir adelante dándoles un premio de consolación por lo trágica que ha sido su vida.

En realidad no me molesta nada de esto, al contrario, estoy orgulloso por que mi ensayo fue mucho mejor a todos los publicados en 6 años de concurso; por ahí no va el problema. El problema va orientado a la generación de mediocridad; si, esa misma idea que rige la moral retorcida que dominó durante muchos siglos.

Sinceramente, ¿a alguien le importa como vive "x" persona en Ghana? Por supuesto que no, quizá para un documental en NatGeo sí; pero para un ensayo no. Cualquier persona con una capacidad crítica mediana se dará cuenta que no importa si "z" argumento fue escrito por el Conde de Coapa o si lo fue escrito por el niño de 7 pelos en el huevo izquierdo de África. Lo que verdaderamente importa es la validez y verdad de "z"; no hay más, lo demás es basura, sobras, cosas irrelevantes.

La mediocridad se genera por que esos pinches tercermundistas piensan que así van a lograr salir adelante: causando lástima y apelando a la misericordia de los demás. Y por ahí no van las cosas, nadie elige el país donde nace, pero todos tienen la capacidad para salir adelante. Lástima que instituciones como el Banco Mundial se presten a este tipo de actividades, que, en lugar de fomentar la actitud crítica de los jóvenes, fomenta la mediocridad y estancación de su pobre intelecto.

Sigan así, queridos, así salvarán a África de todas las desgracias que la aquejan. ¡Arriba las marchas en Bolivia!

Un caluroso saludo.

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Panzas


Hablar del panzas no es hablar sobre algo sencillo y fácil: tiene su historia y su complejidad. A panzas lo conozco desde que tengo 9 o 10 años. Ahí radica el primer problema; nadie sabe a ciencia cierta cuando nació el panzas. Fue mi compañero de la infancia y lo siguió siendo por la adolescencia hasta que me convertí -quien sabe cuando- en un joven adulto.

Valdría aclarar que panzas es mi vecino, un buen vecino diría yo. No acostumbra hacer fiestas ni relajos, bebe en muy pocas ocasiones y, misteriosamente, sólo se come las colillas de los cigarros. En su haber hay grandes historias que se pueden contar. Por ejemplo, la vez que, sin misericordia alguna, se cogió a Roberto hasta saciar su instinto sexual. O cuando, furioso, tiró a una señora y la descalabró. A pesar de todo, panzas es noble.

Cabe destacar que panzas siempre ha sido un burgués. Durante sus primeros 6 meses de vida, no salió de su casa debido a que "se podía enfermar"; necesitaba tener un sistema inmunológico lo suficientemente fuerte como para que mereciera el mundo conocer al panzas. Tiene una pechera que hace que cuando panzas camine, todo el mundo voltee a verlo. Un verdadero burgués en la extensión de la palabra. El afortunadamente no tiene que trabajar para vivir, preocuparse por impuestos o leer el periódico; el sólo disfruta las bondades de la vida, así como también se pierde muchas otras.

Desde hace un par de años, panzas es mi compañero de pláticas nocturnas junto a mi mejor amigo, el puto de Jos. Todas las noches, sin excepción alguna, salimos a caminar y platicar. La charla dura, en promedio, 40 minutos. Es una de las pláticas más reconfortantes del día, se utiliza para reflexionar sobre algún problema que se haya tenido en el día o simplemente para dar buenos deseos en nuevos proyectos. Panzas no habla, sólo escucha; pero muchas veces he sentido que quiere hablar y quizá criticar lo que nosotros decimos. Decir "ey, pendejo, esta idiotez ya la has hecho hace exactamente 9 meses, no la vuelvas a hacer", pero panzas sólo se limita a mirar y caminar.

A pesar del protagonismo de panzas en muchas reuniones, nadie lo recuerda con entusiasmo cuando se hace memoria de nuestras aventuras por la vida. Es por eso que escribo esto, para darle el papel que merece a panzas. Muchos pensamos que en esta temporada de epidemia veríamos a panzas con su cubre-bocas, no fué así; lástima.

Panzas es, para muchos, sólo el perro de Jos; para mí y para otros tantos, ha sido un compañero de vida. Panzas forma parte de mi vida, de mi historia. No sé cuánta gente exista que pueda sentir cariño sincero por un animal, pero yo podría asegurar que, al igual que por mis felinos, siento cariño sincero por el perro de Jos y por Panzas.


Cómo no hacer las cosas (post de moda sobre la influenza)

Es raro que sólo en México la gente muera de influenza porcina; es una verdadera lástima. Pero habría que analizar por qué sólo en nuestro país ocurre esto y en el extranjero este virus ha sido calificado como "débil" y no ha causado pérdidas humanas. Antes que nada, valdría la pena aclarar que esto no es una teoría conspiratoria para dominar al mundo o conquistar Estados Unidos: la influenza sí existe.

La gente en México muere por dos causas principales, (1) somos un país tercermundista, el cual es aquejado por problemas de desnutrición y mil y un madres más, por lo que, mezclándolo con la influenza porcina, la gente pasa a retirarse de este mundo. Y no sólo eso, el problema (2) se ha manejado de la peor forma posible.

Debemos tomar esto como un ejemplo de cómo no hacer las cosas. La desinformación fue el común denominador de toda esta cuestión. Es verdaderamente impresionante cómo en todo este tiempo no se pudo dar información completa y confiable. Unos hablaban sobre "x" cantidad de muertos, otros sobre "y" cantidad y así. Un país civilizado debe hablar con datos confiables en la mano, se mueren tantos, se enferman tantos, el grado de mortandad es tal.

¿Cuál es el resultado de este pésimo sistema de información? La paranoia colectiva. Todo el mundo tiene como modus operandi la histeria. Ayer fuí al super a comprar arena para mis gatos y pude contemplar gente pagando cuentas de 5 mil pesos. ¡No se va a acabar el mundo, carajo! ¡Favor de No Mamar! Todos caminando con sus cubrebocas, cómo si realmente los fueran a salvar.

Ojo, una recomendación a las autoridades pertinentes (con eso de que Favor de No Mamar es leido hasta por Jesucristo) : Este brote de influenza fue sumamente débil y su reacción fue deplorable, ¿qué hubiera pasado si la enfermedad hubiera sido más certera? El país se hubiera venido abajo. Hay que diseñar métodos confiables de comunicación con la gente, si no se va a generar un verdadero caos.

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FDNM reloaded.

Por que ud. lo pidió, por que ud. lo deseó, por que ud. quería volverse a sentar a leer: regresamos con ánimos renovados. Bienvenidos otra vez a este su para nada humilde hogar.

Y sí, claro que sí: favor de no mamar.